El propio palmarés de la empresa evidencia el trasiego mundano a través de sus vitrinas, como justo premio a una dilatada trayectoria más que centenaria. Entre las ilustres personalidades que han lucido el palmito de sus diseños, la misma reina emérita de España, doña Sofía de Borbón.
César Pavía Alemany, administrador actual de la empresa y tataranieto de su fundador, revela la visión actual afilando la mirada en el horizonte: “Donde haya una mujer, habrá un abanico”. No en vano, el objetivo de reintroducir su producto como complemento de moda a nivel mundial es una de las prioridades de la marca.
Las nuevas colecciones tienen el punto de mira fijado en las pasarelas, el pret-a-porter y la conquista de un mercado global cada vez más ávido de nuevas tendencias. A buen seguro, el abanico terminará regresando al gran público en cualquier momento, quizá totemizado como nuevo objeto de deseo y rivalizando en atención con los dispositivos táctiles más aventajados.
La última frontera, sin duda, será derribar las barreras de género. Aunque esto forme parte ya de un proceso intracultural de insondable calado, que a todas luces requerirá más paciencia y pericia que las propias de un maestro artesano.