El proceso de elaboración de un abanico requiere conocimientos avanzados en muchos oficios diferentes que engloban el arte abaniquero. Hasta llegar a nuestras manos, cada pieza pasa por fases de acabado que dependen del tipo de material, el diseño o las varillas, por ejemplo.
La creatividad, la manipulación de máquinas y el trabajo manual son los componentes que los abaniqueros necesitan dominar para fabricar productos de máxima calidad y excelencia. Así es como se hace la tarea de calado, maqueado, grabado o entelado, que dicta el resultado final.
Veamos en qué consiste la elaboración de un abanico y cómo se lleva a cabo cada fase.
El primer paso antes de que un abaniquero se disponga a trabajar el material consiste en hacer el diseño que desee el cliente. Esto incluye el diseño de todas las características que van a componer la pieza, como son la forma completa, el adorno de las varillas o los motivos del país.
El segundo paso es uno de los procesos de elaboración del abanico que más han cambiado a lo largo de los años. Por ejemplo, en el siglo XIX era común fabricar el varillaje a base de usar madera de pino. Este material se sumergía en agua, se secaba y después se iba perfilando.
Esta forma de hacer el varillaje está desfasada. Hoy en día no se usan navajas para dar forma a las varillas del abanico ni se emplean materiales de la misma calidad. La maquinaria en los talleres artesanales ha permitido una variedad de acabados según el material que se manipula.
El primer objetivo de la elaboración del varillaje es serrar el material que se utiliza y dar a cada lámina la forma de pirámide invertida. Las medidas están sujetas a pequeños cambios según el modelo, pero en general la anchura es de 2 cm y la longitud puede ser de unos 24 cm o más.
Una vez tenemos las varillas listas en grupos, los abaniqueros se aseguran de agregar un par de láminas con las mismas medidas y con un poco más de grosor. Estas láminas se van a convertir en las varillas maestras, es decir, la primera y la última varilla del modelo de abanico.
Cuando las láminas están listas, se perfora la parte estrecha con un orificio de no más de 2 cm. Este orificio es el que hará que el abanico se abra y cierre bien y aportará una estética elegante. Para unir las láminas, se introduce un alambre por todos los orificios de las mismas.
Aquí es cuando entra en escena la maquinaria. Las láminas, unidas todas por el alambre, se introducen en dos prensas: una prensa sirve para hacer el molde fino de las varillas y otra se emplea para darles el perfilado perfecto. La parte superior del varillaje también se rebaja.
El resultado final de las varillas permite que, más adelante, se pueda continuar con el proceso de entelado. Dependiendo del modelo del abanico, las varillas se pueden pintar o barnizar. El proceso de barnizado consiste en emplear láminas de oro y plata por encima de las sisas.
La fase de calado es muy importante porque de ella dependerá el grabado de las varillas. El abaniquero tiene que ser extremadamente preciso a la hora de agujerear varios puntos de la superficie con ayuda de la segueta. El alambre se sustituye por un adorno en forma de rosa.
Cuando el abaniquero concluye la fase de calado, la pieza se traslada a un taller donde los empleados, que suelen ser mujeres, fabrican el país con ayuda de unos moldes que permiten marcar los pliegues del tejido. La fase de entelado consiste en unir el país con el varillaje.
Las clases de entelado más populares suelen ser la seda, el algodón y el encaje.
Cualquier resto de tejido que sobresale se puede cortar y todos los pliegues tienen que quedar adheridos a su guía. Dependiendo del tipo de país, se utilizará una u otra técnica de pintura y material, como la pintura al gouache. Las flores y las figuras son los motivos más recurridos.
El último paso dentro del proceso básico de elaboración de un abanico es trasladar la pieza a un pintor artesano que trace orlas y flores, con encajes conformados por bordados muy finos y delicados. Normalmente, el material que se usa para hacer el bordado es el lino o el algodón.
Si la pieza es un abanico de encaje, a veces el pintor puede añadir una serie de lentejuelas que se cosen una a una justo encima del país. Cuando el acabado está completado, todo el equipo de artistas hace una valoración del resultado y se encarga de darle los últimos retoques.
Aunque hay muchísimos modelos distintos de abanico que permiten personalizar el país y las varillas a gusto del cliente, ciertos pasos del proceso básico de elaboración del abanico son similares. Se exige al artesano la máxima sutileza y precisión para lograr resultados perfectos.
Todas las tareas manuales necesitan dominarse a la perfección para que cada modelo salga al mercado con un perfil y estética detallados y armónicos. Aunque resulte asombroso, el abanico es un complemento de moda que aúna el talento de decenas de profesionales expertos.
Sin la labor concienzuda de artistas y abaniqueros en comunión con la nueva maquinaria de los últimos siglos, el abanico no llegaría a las manos del cliente con la belleza y elegancia que caracteriza al accesorio. El abanico es el ejemplo de que la tradición se une a la vanguardia.
Email: aparisi@abanicosaparisi.es
Tel: +34 96 151 02 89
That small company that was born in the shelter of a select public for which pieces of the purest crafts were made, is today an entity that operates on an international scale dividing its production between Asia and Europe, and that exports its products to countries of the five continents and an increasingly diverse audience.
ABANICOS APARISI S.L. ha recibido por parte de La Generalitat Valenciana, la cantidad de 100.000 € en apoyo al proyecto HISOLV/2021/3933/46 del PLAN EMPRESARIAL “PLAN RESISITIR PLUS”.
ABANICOS APARISI S.L. ha recibido por parte de La Generalitat Valenciana, la cantidad de 7.000 € en apoyo al proyecto CMARTE/2021/265/46 del PLAN AYUDAS DIRECTAS ARTESANIA “CMARTE”.